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-Nambeké kiti ma féja (Dadme la mano). Después de estrechar su mano, nos encaminamos hacia el pobla– do. Todos sus moradores nos observaban con curiosidad. El Padre José Martín le dijo al Curaca: -Kié tsau aféja amañe (Danos una casa para dormir). -Jin kié jaye tsauni (Vamos a la casa)- respondió el Curaca. Fuimos conducidos hasta una casa, espaciosa y la única en el poblado bien ventilada, por no tener paredes. -Ija paji choma (Trae enfermos)- le pidió el Padre al Curaca. Este se fue y al poco rato regresó acompañado de gran número de hombres, mujeres y niños. Todos estaban muy contentos porque iban a ser curados. Una cosa que les agradaba mucho era el que les pusieran inyecciones, querían beber el líquido de la jeringuilla. Hablando con ellos, usando el poco Cofán que conocíamos y ellos usando el poco castellano que sabían, pasamos la tarde. Al ocaso, los Padres oficiaron una misa a la que asistió casi toda la tribu con su Curaca al frente; digo casi toda la tribu porque faltaban algunos hombres que andaban de cacería. La misa resultó muy vistosa y a los Cofanes les agradó mucho. Resultó vistosa, ya que tanto los hombres como las mujeres vinieron adornados con grandes collares de colmillos de jaguar y con collares de plumas, así como con vistosas plumas de guacamayos y loros en las orejas y en las narices. Después de cenar, tendimos nuestras hamacas y luego de cambiar impresiones sobre lo acontecido durante el día, dormimos tranquila– mente. Al día siguiente, al amanecer, el frío tan intenso nos obligó a levantarnos antes de la hora prevista. Alrededor de las doce de la mañana iniciamos los preparativos para marcharnos. Vino el Curaca y uno de los Padres le preguntó: -Na afé tiáne (¿Quieres bautizar?). Accedió el Curaca y trajo algunos niños y niñas. -Ungüessú be i nisian ña (¿Qué nombre le ponemos?). Mani ki ise ( Wónde nació?). Nos dirigimos hacia la canoa. Luego de estrechar la mano del Curaca y demás componentes de la tribu; embarcamos. Dijimos : -Naja buenguí jalli (Ya nos vamos). -Kié ijá kiá ké (Como queráis)- dijo el Curaca. -Chi gai ké (Adiós)- dijeron los Cofanes. -Chi gai ké, chi gai ké - repetimos nosotros. Después de tres horas de navegación llegábamos a Santa Cecilia y desde aquí en avión retornamos a Coca sin ningún contratiempo. 209
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