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ros mtswneros italianos, pero al igual que los jesuitas de la última etapa, centran su acción apostólica preferentemente en las tierras ale– dañas a Tena, y sólo dos años después, en 1924, realizan la primera expedición de reconocimiento por los ríos Napo y Aguarico hasta el Putumayo, visitando a Enos (Sionas) y Cofanes (15). En la parte nororiental del territorio, que había conocido sus límites precisos en el Tratado con Colombia de 1916 y la Reunión de Cartagena de 1919, fue creada la Prefectura Apostólica de San Mi– guel de Sucumbíos en 1924. A falta de personal propio, durante algún tiempo los capuchinos de Sibundoy y Putumayo obtuvieron autorización para ampliar su trabajo apostólico en tierras ecuatoria– nas, hasta que en 1928 carmelitas españoles se hacen cargo de la nueva Prefectura. En febrero del año siguiente los misioneros llega– ban a Rocafuerte, visitando parte del río Aguarico hasta los Cofanes de Sta. Ana. Sin embargo "el trabajo apostólico era escaso por falta de colonos y de caseríos indígenas", y la presencia de los misioneros en Rocafuerte llegó a ser insostenible, pues a lo anterior se unió el faltarles "medios de subsistencia, la posibilidad de socorro desde Qui– to y el contagio de la malaria" (16 ). Sólo un año permanecieron allí y fueron a instalarse en El Pun, situado al norte de la Prefectura. Mons. Ceceo, primer Vicario Apostólico del Napo, visitó Roca– fuerte por vez primera en 1932. Reseñó algunas significativas obser– vaciones durante el viaje: Los hacendados han abandonado las riberas del Napo en un trecho de 250 kms para ir a instalarse al río Aguarico . Las causas : dificultades para vender sus productos y el peligro de los aucas, enseñoreados de la margen derecha (17). Mons. toma en cuenta las dificultades de los pobladores fronterizos de Rocafuerte y promete instalar una residencia misional fija , cosa que se realizó a fines del mismo año. Pero aquí intervendrán otros protagonistas de estas tierras de frontera, los militares ; éstos, alegando que el lugar era militarmente estratégico, ocuparon provisionalmente las construccio– nes y sitio misionales y no los abandonaron hasta que los peruanos conquistaron esa población en 1941 (18). Con ello se frustró la per– manencia de la Misión en la zona, hasta que , tras el desastre fronteri– zo, y con la subida a la Presidencia del Dr. José María Vclasco Ibarra, el nuevo mandatario "coloca en los puntos más avanzados de las nue– vas fronteras numerosas guarniciones militares y solicita a la Misión Josefina crear un centro misional frente a la guarnición militar perua– na de Yasuní, con el fin de formar una nueva población civil que sustituyera la de Rocafuerte" (19). 19

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