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saludar y al decirme que sí, me acerco. Le doy la mano y me la rechaza con brusquedad, mientras dice no sé qué palabras. Pregunto después su significado, y uno me dice: "Yo no creyen– do", y otro: "Yo no queriendo, no entendiendo". Por fin no entiendo lo qué querría decir. El se bajó de la casa, y sin dejar la escopeta se internó por el platanal gritando como espantando diablos. 10 Por la noche toman yagé. Esteban es el único que toma "ujajai" y grita de una manera espantosa. 11 A Misa vienen los niños y tres o cuatro personas mayores. Están con el yagé. Esteban sigue completamente borracho. 13 Esteban pasa de casa de Cecilia a la de Fernando, y como va tambaleándose, lo cojo y lo acompaño para que no se caiga. Llevaba los ojos hinchados y una moradura enorme en la cara. El "ujajai" le hizo caer y golpearse. 14 Hacia las 12,30 llegó por fin el bote tan esperado. Nos trajo casi todas las cosas que pedíamos. Vinieron con el P. Santos Antonio jota, Antonio Vcgay, Gabriel Andi del Coca y Ricardo Ortiz. Por la noche cstu vieron todos en casa de Fernando bebien– do. Los Cushmas se pusieron como locos. Pelearon todos. David con Mesías y otros. Rcinaldo le mordió a su hermano Esteban en la muñeca. Cesáreo recibió unos buenos golpes en la cara y ojo de parte de Gilberto. Al verse perdido le rompió el mosqui– tero y le botó al patio el cajón maletero. Regí le pegó a la mujer de Gilbcrto y la despachaba de casa. Fue una odisea. 15 El P. Santos nos acompañó todo el día. Hizo la visita y arreglamos cuentas. Creo que se aburrió, o se asustó de la vida que llevan los Cushmas. 18 A Misa no viene casi nadie. Rogelio, hijo de Itariano, de unos lO años, estuvo también tomando yagé. Dice su papá que para quitar el dolor de corazón. Le llamé la atención , pero me contes– ta que ellos toman y se emborrachan porque su Dios también lo hace. 171

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