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de todo el mundo, teniendo que recurrir algunas veces a pedir una "limosnica" a los soldados de Montúfar. Tenemos todo lo necesario para vivir con comodidad, pero todo ello se encuentra ya desde hace algún tiempo en camino. Por lo visto viene "factu– rado en pequeña velocidad", a juzgar por lo que tarda en llegar aquí. Ahora mismo estamos como los del "Limbo", esperando el "Santo Advenimiento". Pues ya se nos hace agua en la boca pensando en los heladicos cuando llegue la nevera, y del sueño sabroso cuando lleguen las camas con su buen colchón, y de las charlas con el mundo "civilizado", o con los Padres de las otras residencias de la selva, y de la iluminación eléctrica en toda la Misión en lugar de este farol de queroseno que ahora ilumina "pintorescamente" nuestra pobre y humilde "chabola" que lleva el nombre de Misión. Todo esto cuando... llegue la planta y el transmisor, y de la misma manera todo lo demás... Mientras tanto, paciencia. Hoy hemos recibido, por radio, un "jarro de agua fría", sobre nuestras "ardientes" esperanzas de ver aparecer por el río al bote, o a lo menos la canoa de Rocafuerte, con las esperadas mercan– cías, pero... Pregunta el Padre Feliciano desde Quito al Padre Miguel en Coca: "¿Qué hay de la mercancía del Cuyabeno? ¿ya la mandaron para allá?". "No", fue la contestación. Que cómo la iban a mandar; que tendrán que esperar a que se prepare algún viaje de la lancha, y que mientras tanto se les enviará por el medio "ordinario", o sea, cuando venga algún comerciante, o algún otro de "resbalón", o bien en eso que aquí le llaman pomposamente "correo", que además de traemos sólo media docena de libras cada vez, tenemos que ir cinco o seis horas en canoa a remo sólo a por las formas para celebrar y alguna bolsita, cuando quieren traer. A nuestro humilde parecer este problema sería eficazmente resuelto con un viaje de bote cada... seis meses, ¿sería mucho pedir? Estas y otras situaciones críticas, que serían largas de nume– rar, atraviesa nuestra Misión naciente del Cuyabeno. Todos los principios son penosos: privaciones, sufrimientos y enfermedades serán los "cimientos" donde se levantará, o mejor dicho se está levantando, esta Misión de Santa María del Cuyabeno. Que Dios Nuestro Señor, por quien trabajamos, nos dé salud y fuerzas y entusiasmo como hasta ahora. 166

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