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10 Amanece con un sol risueño. Después de la Misa, como de costumbre, cada uno a sus ocupaciones. El P. Anastasia quiere meterles a los niños "el paso" para los desfiles, trabajo que requiere mucha paciencia. No hay modo de hacerles salir a todos con el mismo pie, es como para morirse de risa; no así para el P. Anastasia, que tiene que hacer esfuerzos para no perder los estribos. Por la tarde, durante los trabajos manuales se dedican a sembrar maíz. A las 5 comienza la escuela de los mayores, hasta las 6. Fray Alfonso Carlos, en los intervalos de una comida a otra, se da de lleno al estudio del quichua y el siona, pero se da cuenta que primero tiene que repasar la gramática española. A éste le pasará lo mismo que a cierto aragonés, que envió a su hijo a una universidad de Francia. Al cabo de cierto tiempo recibe el padre una carta de su hijo estudiante, diciendo: "Papá, el francés no me entra, y el castellano se me va olvidando". Y el papá le res– ponde inmediatamente : "Hijo, regresa pronto a casa, pues si no te quedarás mudo". 11 Hoy se han portado los cazadores: han traído unas veinte huanganas. Fray Alfonso Carlos se alegra al ver carne fresca, pues al principio no podía ver la carne ahumada que preparan los indios. Son repugnancias que todos hemos experimentado al llegar a estos lugares desde nuestra tierra. Estas y otras cosas más tenemos que vencer en comidas, costumbres... Hoy ha amanecido Fray Alfonso Carlos un poco mareado; al parecer tiene algunos síntomas de paludismo. Al atardecer llega la avioneta de los gringos con Dn. Elías, la señora e hijos, que se hallaban ausentes, y se encuentran con la desagradable sorpresa de que su casa había sido asaltada, habiendo desaparecido azúcar, galletas, jabón y algunas ropas . Parece que a Fray Alfonso Carlos ya le va desapareciendo la "gripe" o lo que sea, aunque todavía no le entran ganas de comer. Los pantalones los tiene cada vez más anchos y la "barri– ga" cada vez más oculta, y eso que sólo lleva un mes en la Misión. Yo desde hace tiempo no sé dónde está mi "barriga". El P. Anas– tasia, al año de su llegada a la Misión, perdió 40 libras, unos 20 kilos, y todavía... las sigue buscando. 12 Hoy, sábado, no hay clase. Desde la llegada de los gringos las niñas del pueblo no asoman; cuando éstos no estaban aquí 164

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