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Oímos la voz del P. Santos, Superior Regular que nos dice desde Nuevo Rocafuerte, por centésima vez, que piensa hacernos una visita. Pues aquí seguiremos, esperando su "santo advenimiento". 5 El P. Anastasia lleva en canoa a los niños a traer una ehonta larguísima, para colocar en la punta la bandera ecuatoriana de la escuela. La gente mayor se dedica a saborear su sabrosa chicha al compás del "tan, tan" del tambor y de gritos de hombres, muje– res, niños y perros. Gracias a Dios no corre la sangre, solamente la chicha. ? A veces es un solo día sábado, domingo y lunes, como ha ocurrido esta vez, que cuando se les pasó la chuma se dieron cuenta que era martes. 8 A estos chicos la mínima reprensión les sirve para un acceso de "murria" . Carácter este en extremo sentimental, y difícil de manejar para nosotros, pues nosotros anteponemos el deber ante el sentimentalismo. Ojito con que el Padre reprenda o castigue al niño, pues se llevará el calificativo de "bravo", palabra aquí que causa pavor. Y así, los padres de los niños no reprenden ni castigan a éstos, por no ser llamados "bravos". "Padrecito no vale; muy bravo" . iCuidado con amonestarlos! iBuena perspec– tiva para nuestro carácter impetuoso e impaciente, de españoles y... navarros! Sobre todo, qué decepción para los pobres jóvenes misioneros que llegan de la Provincia imaginándose que con sus entusiasmos, bríos e Ímpetus, buena preparación en estudios, y sermones bonitos, enormes proyectos, anhelos de conquistas y grandes conversiones de las masas... Y llegan a su lugar de aposto– lado y tienen que empezar a empuñar el machete y desmontar el terreno para hacer la casita del Padre y la Capilla, ir a la selva en busca de material y en canoa por el río para poder edificar éstas. Llegará el domingo, la gente vendrá a Misa, unos se senta– rán en el suelo y otros medio tumbados en las bancas, si las hay. Comenzará la Misa: todos ríen y comentan las cosas. Para ellos la Misa es una reunión más, para pasar un 1ato distraídos con sus compañeros. Llegará la hora del sermón: el Padrecito tiene prepa– rado un bonito sermón, pero primero tendrá que empezar por poner silencio; si lo consigue, soltará el rollo. El "auditorio" lo escucha riéndose en sus propias barbas, comentando lo que dice 162

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