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Sin embargo nos detuvimos un día. Nuestra VISita fue para ellos como un rayo de luz en medio de las lobregueces de la soledad. Lo que más lamentaban es el aislamiento en que viven y la falta de comunicaciones que les priva de noticias y, a veces, hasta de los recursos necesarios para su alimentación, medicinas, etc. Por eso una visita inesperada como la nuestra es para ellos un aconteci– miento. La cacería, la pesca, el trabajo, el juego y aun el descanso los aburren. Apenas llegamos, todos se nos acercan a saludar y a asediamos con sus preguntas: "¿saben si ha llegado el avwn de los abastecimientos? Triste, muy triste se nos presenta la Nochebuena: nos falta el azúcar, el arroz, la manteca, ya nos cansa la carne de monte... ". Nos compadecimos de ellos y les regalamos algunos víveres, medicinas y cigarrillos. Los soldados, a excepción de dos protestantes, eran buenos muchachos y creyentes; no nos debe extrañar que casi ninguno de ellos había hecho la Primera Comunión, aunque procedían de fami– lias en las que recibieron enseñanza religiosa; pero la pereza por una parte, por otra la ignorancia y sobre todo la falta de sacerdotes... Como es natural hablamos de muchas cosas, sin olvidar lo reli– gioso. Uno de los que más protestaban de catolicismo me confesó que no había oído más que una Misa en toda su vida y que, al día siguiente, oiría la segunda. Dóciles y obedientes, acudieron con puntualidad y con respeto a las instrucciones que les hice , y ninguno faltó a los actos religiosos. UN BONITO DE"STACAMENTO "Adiós, Padrecito; quedamos muy agradecidos por su visita, y no olvide, si habla con nuestros jefes, de exponerles nuestra situación en vísperas de Navidad y de Año Nuevo". Antes, desde el Cuyabeno hasta la desembocadura del Aguarico en el Napa, había unas 200 familias. Ahora sólo encontramos 4 casas de civiles y unos pocos destacamentos, donde pensábamos detener– nos para instruir a la tropa y a los familiares de los soldados. A la puesta del sol, desde una gran curva del río, vi de repente unas 10 o 12 casas bien construidas y bonitamente distribuidas en unas lomas caprichosas. 122