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Media hora más tarde, a la luz titilante de un candil casero hecho con un bote de tomate, escribía las informaciones para los matrimo– nios de Higinio y de su hija mayor que también vivía amancebada. SENCILLEZ Y SUBLIMIDAD De mañana, deslumbrantes cataratas de luz embisten la casa de Higinio mientras se celebra la santa Misa, se presencian los matrimo– nios y se administra el Bautismo a dos niños. Los novios jóvenes, preparados de antemano, lucen vestidos nuevos. Profusión de colore– tes caprichosos, brazaletes y zarcillos en la novia y corona con cintas que caen elegantemente por la espalda del novio. Los viejos, con sus trajes de día de fiesta y con satisfacción reflejada en sus rostros, responden en voz puesta a mis preguntas: "Sí quiero. Sí me otorgo". Nos encanta la sublimidad de un acto tan transcendental en la vida del hombre, enmarcado en un cuadro todo sencillez. Terminada la ceremonia, charlando todos en plan de vieja amis– tad, bajamos los rústicos escalones de la casa y enfilamos nuestros pasos al embarcadero. Me despedí bendiciendo de corazón a aquellos buenos indios, pensando que podían ser mejores si hubiese alguno que pudiese llegar por aquellos lugares apartados para instruirlos y disipar su ignorancia religiosa. De bajada, a favor de la corriente, los ríos acortan a la mitad el tiempo y el trabajo de subirlos. Pronto llegamos a la guarnición del Cuyabeno. En tierra firme, saludamos a un grupo de soldados y a cuatro civiles. "Padrecito -nos dijo el jefe del destacamento al mis– mo tiempo que nos ofrecía una taza-, sírvase este fresco, disculpan– do nuestra pobreza". Cerré los ojos para no ver las interioridades del recipiente que tenía en la mano y apuré con avidez la sabrosa y refrescante limonada. ELCUYABENO Agradecimos a los soldados su atención y, sin pérdida de tiempo, volvimos a ocupar nuestros puestos en la canoa. "Comeremos en ru~a" . A pocos metros sorprendimos entre el robusto follaje de sus or~llas la angosta boca del Cuyabeno. Río de aguas dormidas, con caimanes y boas pesados como troncos, avanza culebreando por la 108

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