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Lucas y un hijo suyo qms1eron acompañamos en una quilla pequeña, hecha de un solo tronco y capaz para solas dos personas. Les pedimos que desistiesen porque el oleaje levantado por la hélice del motor podía hundir tan liviana embarcación. RUMBOALENO A las 12 de la mañana, superados felizmente los remolinos y las olas peligrosas de una correntada, enfilamos nuestra canoa por el angosto cauce de un afluente del Aguarico, denominado el Eno. La selva densa, que aquí se destaca en toda su belleza misteriosa, nos rodea con techo y paredes verdes, que revelan la exuberancia de la naturaleza. No me hubiera sorprendido al ver asomarse o surgir de las aguas terrosas la cabeza de alguna boa, pero sólo una bandada de patos silvestres, de carne dura, nos acompañaban volando sobre el cauce del río y zambulléndose en el agua sólo a unos pocos metros delante de nuestra canoa. En la enramada, las loras y los guacamayos graznaban al brincar de un árbol a otro. La vegetación era de una variedad asombrosa. Una planta crecía encima de la otra. Eran por miles las venas y arbustos parasitarios que vivían a expensas de troncos ajenos. Helechos gigantes disputaban el espacio a los árboles más altos. Sobre los troncos caídos, que simulaban cadáveres en descomposición, pululaban hongos de todos los tamaños y de formas caprichosas que, de lejos, parecían jardines floridos. Por entre las copas de árboles, majestuosos parasoles, se dejaban caer perezosa– mente sobre el lecho del río infinidad de flores de colores. Surcába– mos absortos por el encanto de esta travesía maravillosa cuando el motorista apegó intencionadamente la proa de nuestra embarcación en la tierra mullida de un barranco. Habíamos llegado al objetivo de nuestro viaje. Entramos, por curiosidad, en los tambos de tres fami– lias Cushmas; a nadie encontramos. Provistos de algunas frutas para el camino, volvimos a embarcarnos. "PADRECITO, NOSOTROS QUEREMOS REZAR" Viajar todo el día en una estrecha canoa, repleta de bidones, sacos a medio llenar y ollas, aunque sea por el paisaje más embriaga– dor del mundo, tiene algo de aventura, pero resulta muy pesado. 105

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