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"¿Ya te pagan algo?" . "Sí -dijo-, me dan la comida y a veces ropita" . "¿Te tratan bien?". "Sí; el patrón y el sobrino son buenos, me quieren mucho, me obsequian cosas cuando vuelven de sus viajes de Colombia" . "¿cuántos hermanos sois?". "Seis" -me con– testó. Le repliqué: "Sólo vi aquí cuatro". "Uno mayor que mí está trabajando arriba del Napo, apegadito al Sr. Valdemar; otrito está enfermito todita la vida, es inocente (tontito), vira los ojos, se asusta y llora mucho, no se puede mover sin.. ayuda de otro, ni siquiera habla. Una chola dijo que alguien le había maleado". "(Tu mamá es buena?". "Sí es" -replicó emocionado. "¿No te pega?". "Ella no; sólo me reprende cuando no hago bien los mandados y le soberbio la comida. Mi papá sí me da duro, me golpea con un fuete de cuero. También les pega a mis hermanitos y estropea harto a mi mamá sin ningún motivo. Sufre mucho la pobrecita; por no verla llorar pronto me iré de la casa. A mi papá le digo que se componga pero no me oye" . No quise continuar el interrogatorio. Dos gruesas lágri– mas que surcaban las mejillas del niño eran el testimonio elocuente de la amargura que torturaba su tierno corazón. APARIENCIAS QUE ENGAI":JAN A primera vista Lucas parecía un ser inofensivo en lo poco que nosotros lo habíamos tratado. Pudimos convencernos de su bondad; como suele decirse vulgarmente nunca había roto un plato. No sabía si dar crédito a lo que me había contado Medardo, máxime desde que lo vi sentado en compañía de sus hijos escuchando mis explica– ciones catequéticas, repitiendo el avemaría y desviviéndose por trazar bien sobre su frente, boca y pecho la señal de la cruz. Pero por desgracia, todo lo que me había contado el niño era la pura verdad. Vivía sin trabajar, no porque su posición fuera acomodada, sino porque la mujer, más por temor que por otra razón, le facilitaba con grandes sacrificios el alimento y el vestido necesarios. Era suma– mente sagaz y avispado para no desperdiciar las ocasiones que se le presentaban. No rehuía las invitaciones a las fiestas, en las que comía y bebía hasta emborracharse. Sus largas borracheras, de cuatro días consecutivos o de una semana completa, lo convertían en una fiera. Los improperios, los gritos y los golpes que propinaba a su mujer en estado de embriaguez hacían época e impresionaban a sus hijitos pequeños. 102

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