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la música popular ha nacido de la necesidad de can– tar que experimenta el ser humano; se rechaza en cambio, y con buenos argumentos, la teoría del aisla– miento cultural de nuestro pueblo. «Verdad es, dice AzKuE, que así corno no hay lengua que pueda jac– tarse de no haber sido influida por otra; así como no hay mar, ni siquiera el Caspio, cuyas aguas no se mezclen con las de otro mar, pues las nubes se encargan de recoger la evaporación de las aguas de todos los mares, y de condensarlas y repartirlas por la tierra; así no hay cancionero en el mundo que pueda envanecerse de absoluta autonomía». (Música Popular Vasca, conferencia, en CPV, pág. 10). Se admite asimismo que el pueblo vasco ha to– mado- de otros pueblos melodías y cadencias confor– mes con su ideal estético y sus hábitos musicales. Dos géneros de música particularmente han ejercido no– table influencia en el cancionero vasco: el canto ecle– siástico, que llamamos canto llano o gregoriano, y las canciones populares de ciertos pueblos norteños. <<El pueblo vasco, dice el P. DoNOSTIA en un trabajo iné– dito, canta a veces en modos antiguos, que, junto a los modernos mayor y menor, suenan a nuevos y nos deleitan por su sabor arcaico. El pueblo vasco ha conservado algunos de estos modos antiguos, unas ve– ces puros, otras mezclados; y aun crea tipos nuevos por deformación de los usuales». Son frecuentes en el cancionero vasco melodías compuestas en los modos gregorianos 1.• (Re-La), 7.• (Sol-Re) y 8." (Sol-Do). Y aun del modo 4.• (Mi-La), más escaso que los an– teriores, se halla ejemplo en nuestra antología (53. Hegoa heldu da menditik, pág. 125). <<Leyendo, dice el mismo, algunas canciones francesas, bretonas, no– ruegas, de la Isla de Man, queda uno sorprendido al encohtrarse con melodías semejantes a las de nues– tro cancionero. Pero los contactos o afinidades son relativamente escasos con los pueblos de la región XVII

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