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INTRODUCCION «Una antología de canciones populares vascas de Navarra .. ; pero ¿hay tela para tanto?», me objetó un amigo a quien pedí consejo sobre el proyecto. -«Ciertamente que la hay; y aun temo no vaya a crearme dificultades la abundancia misma de ma– terial, l'embarras du choix, que dicen Jos franceses. ¿No .afirma A zKUE (CPV, pág. 557) que la Montaña de Navarra es «la más rica poseedora de folklore vas– co»? Basta, en efecto, hojear su Cancionero y el del P. DONOSTIA para convencerse de la verdad del aser– to. Si añadimos a esto que la antología proyectada no se ciñe a la Montaña, sino que contempla todo el antiguo Reino pirenaico, convendrá usted conmigo en que ha de haber tela, no para uno, sino para varios centenares de canciones». Entrando de lleno en materia, expuse al amigo la razón de incluir en la antología canciones de la Baja Navarra. La canción popular, alada como el paja– rillo, no está sujeta a control de fronteras. Dividida Navarra (1512) con la anexión de una parte a la coro– na de Castilla, no por ello quedó rota la unidad folkló– rica. La canción siguió circulando por ella libremente sin pasaporte ni cédula de identidad. Muéstrase conforme el amigo; mas no del todo. Conocedor del tema y consciente de sus afirmaciones, retuerce el argumento diciendo que por la misma ra– zón habían de incluirse también canciones de todo el territorio vascófono de Euskalerria, cuyo folklore XV