BCCCAP00000000000000000000257

ternecerse, ni un destello de belleza sin sentirse hon– damente conmovidos. Mas nunca debiera el hombre lamentarse de tener gran corazón, como es el de usted; porque todas sus energías pueden aprovecharse en bien propio o de sus semejantes, y cuanto más vida tiene el corazón, más actividad puede rendir. Todo el secreto del éxito está en saber dirigir bien sus movimientos y aspiraciones. Si, como dice, mi querido amigo, Dios le ha conce– dido la suerte de tener un gran corazón déle gracias por ello. Sepa aprovecharse de sus energías y encauzarlas debidamente. Si le atrae la belleza mire bien en dónde está la ver– dadera, y déjese enamorar de ella; pero no ame, en demasía, las de la tierra, que son tan efímeras que el día menos pensado desaparecen, dejando el corazón llo– rando, decepcionado, su ausencia. Si siente la necesidad de amar y compadecer ame a tanto pobre y doliente que están esperando la genero– sidad de un corazón que los socorra y consuele. Y con su amor compasivo, enjugue tanta lágrima como rueda por las mejillas de tanto desgraciado, y remedie tanta miseria como hallará en su camino. Ame también a su esposa, a sus hijos, a todos sus parientes y amigos _con amor desinteresado, sacrificándose por ellos. di– simulando sus defectos, sobrellevando sus flaquezas. Pero, sobre todo, hermano mío, ame a Dios, que es el único bien perfecto, la suma belleza que puede saciar todos su deseos y aspiraciones. Ame a Dios, por ei cual, sin darse cuenta siquiera, suspira sin cesar su cora– zón, porque para El ha sido hecho, y, como dice San Agustín, siempre andará inquieto hasta que en El no -94-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz