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CA.RTA 16 EL HOMBRE ES LIBRE Car!simo en Cristo : No puedo aprobar ni mucho me– nos las excusas. que usted me da en su última para vi– vir algún tanto descuidado del negocio de la salvación de su alma. «Mi voluntad-me dice--es inmejorable. Pero mis bue– nos deseos fracasan ante las múltiples seduccion·es que el mundo y la vida me presentan. Los amigos, los ne– gocios, el ambiente en que vivo, las exigencias de la época, mi posición social..., en fin, todo lo que me ro– dea viene a envolverme de forma que, en ocasiones, me olvido por completo del mundo sobrenaturaL» No me sorprenden sus palabras. Esta es la historia de muchos hombres de mundo, como usted. Pero a pe– sar de estas dificultades para ejercitarse en la virtud y cumplir con su deber de cristiano, tiene usted en s[ mis– mo recursos que le pueden ayudar a la práctica del bien. Me dice que su voluntad es inmejorable. Se lo creo. Pero, sin duda, le falta el esfuerzo que precisa para no dejarse arrastrar de la corriente de la vida. Es verdad que son muchas las seducciones que le ro– dean; mas usted goza de libertad para sobreponerse a ellas y conservarse al margen de los desórdenes del hombre mundano. - 82 -

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