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CARTA 15 EL CUIDADO DE SU ALMA Carisimo en Cristo: Quiero concretarle en ésta, como una consecuencia lógica de las dos últimas, el cuidado que debe tener de su alma inmortal, redimida por la sangre de Cristo, la que debe estimar sobre todos los bienes de la tierra. Nuestra vida es un comercio, y como buenos comer– ciantes debemos apreciar el verdadero valor de las co– sas. Nuestras ganancias y nuestras pérdidas en el tiem– po tienen repercusión en la eternidad. De nada nos vale ganar en la vida presente todas las riquezas del mun– do si esta ganancia se convierte en pérdida para la vi– da futura. Una bancarrota en la hora de la muerte se– ria causa de una eterna desdicha. Atienda usted a las palabras de Jesucristo, nll€stro divino Maestro : «¿Qué aprovecha al hombre ganar to· do el mundo si pierde su alma?» Esta frase evangélica es un toque de alarma para los hombres que viven entretenidos con las cosas de la vi· da sin preocuparse de su salvación. Perder el alma es dejar de salvarla, acarrear su eterna desventura. Esta pérdida es irremediable. Y es lo que, ante todas las co· sas, debe usted evitar, porque si pierde su alma ya pue– de darlo todo por perdido. -77-

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