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CARTA 36 VALOR FRENTE A LA VIDA Carísimo en Cristo: Jamás en la vida podré olvidar la .profunda emoción que experimenté en mi alma al recibir su última visita. Con pretexto de un viaje por asuntos de negocio vino usted a esta localidad, y el principal motivo d€ su venida fué el hacer su confe– sión con este indigno ministro de Cristo. Al verme usted, con rostro compungido se acercó a mi y me tendió sus brazos, de:tando asomar a sus ojos algunas lágrimas. El sentimiento interno no le permi– tía hablar ; pero yo comprendía el lenguaje de su co– razón. A mi se me figuraba entonces que, por una divina transformación, yo me convertía en Cristo y que el que se acercaba a mi era un verdadero Hijo Pródigo; y por ello, le acogi con afecto paternal. Un tanto repuesto de la emoción, tras un rato de charla de cosas intimas del alma, fuimos a la iglesia, y, puesto usted de rodillas, hizo su confesión sincera y delorosa. Recibida la absolución, una paz de cielo se desbordó sobre ·su alma. Regresó usted a su casa trans– formado ·en otro hombre y ahora me escribe de que se halla hecho. un mar de alegria, animado de inmejo– rables deseos. Sus pasadas caiqas le han abierto los -180-

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