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Rabindranath Tagore dice : «El dolor lleva en si una belleza inmortal. Es una perla clara, de oriente y for– ma inapreciable. Todas nuestras dudas se han de can– celar con el dolor; de otra manera, la vida y este mun– do llegarían a tener el valor del barro.» Es verdad. Comprenda usted, amigo, que sin el do– lor la vida, en este mundo de sombras y espinas, es algo extraño, carece de belleza, de valor, de perfección. El dolor nos acerca a Dios, nos sublima hasta hacernos se· mejantes a Cristo, nos transforma en hombres nuevos. Teniendo esto presente, cuando en el mar de la vida sienta rugir alguna tempestad, sabrá usted conservar la serenidad del corazón y trocar su dolor en germen de vida inmortal, como se lo desea su afectísimo en Cristo Jesús, Fr. C. DE V. - 159-