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CARTA 20 LAS PASIONES Carísimo en Cristo : Habiéndole dado ya anteriormen– te algunas nociones de la necesidad del dominio del co– razón, me parece muy oportuno añadirle aquí unas bre– ves ideas sohre las pasiones, que tienen su asiento en el corazón del hombre. Habrá seguramente notado usted que, con frecuen– cia, los autores ascéticos recomiendan insistentemente el vencimiento de las propias pasiones. Según esta doc– trina es unn lucha constante la que hay que sostener con ellas. .v sólo de ese vencimiento depende el triunfo del espíritu sohre la carne, la liberación completf! del pecado. Convengo en la necesidad de esta lucha constante que hemos de sostener en el propio corazón; pero esta lucha ha de ser razonable. No hay que acabar en ella definitivamente l'on todos los resortes de la humana actividad, sino que es menester mantenerse en el equi– librio entre el alma .v el cuerpo, que reclama nuestra naturaleza. Por eso. es preciso que tenga usted noción adecuada de lo que son las pasiones, a fin de que sepa encauzarlas. Las pasiones son unos movimientos o inclinaciones que se levantan a VC('es en la partp apetitiva del alma. -101 -

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