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Somos hijos de la tierra que espera que ama que conforma la sangre y el pensamiento a una nueva forma del h~~bre a una nueva idea de Dio~. El hombre camina cada día a su tr21bajo y quiere ser libre, no esclavo. El hombre se hunde y aplasta a su tierra y quiere amor, no guerra. El hombre camina sin rumbo entre voces que gritan asustan y hieren. Nadie le comprende. Ni éi mismo sabe su ruta. Hay miles y miles de dioses pequenos perdidos al fin, donde el mundo termina en un caos. Ei hombre, ese nauta divino hará que el camino busque las estrellas, las nubes, el agua, el fuego y la tierra. El fin será como al principio todo reunido espiritu y carne. Alegría de volver al bosque, al trópico cierto simple y silvestre. Vivir. con sus · hombres, penetrar sus mentes y mirar las cosas con los ojos fijos horadando dentro. Ser libre, ser 1ibre de viejos conceptos vivir con el cosmos la gran aventura de nacer de nuevo, huir de las sombras y sembrar el mundo de elew~ntos simples, apresurar los pasos para el feliz retorno en las esferas del infinito sobre las nubes electricida0 o aleteo - el más puro arror - en el reencuentro del Universo. - 47 -