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isla al amparo de dos fuertes yutsos. El espacio es muy justo y los viajeros deben quedarse, porque sobre el río se vienen las primeras sombras. }liguel Angel cort"a a hachazos dos árboles que ocupan el centro de la playa y se arregla el campamento a doble agua, doblando la carpa por la mitad . Queda algo estrecho, pero es suficiente. Miguel Angel y Juan Santos arreglan las monas, despelle– jándolas . Una de eilas lleva una preñez muy adelantada. El pequeño mono que lleva en su interior tiene un aspecto indefinido. l1iguel Angel y Juan Santos lo · contemplan un momento en silencio . · - iEs increíble : - dice Miguel Angel. Sí, es mejor no verlo . - Es una pena que tengamos que hacerlo, Lo siento . - Echalo al agua . Lejos. Las monas ya están arregladas y limpias . Miguel Angel las cubre de sal y las deja al relente sobre un plástico. Angel y Hanuel están arreglando la'> trampas para bagre . Juan Santos enciende el reverbero y ordena un poco los cacharros. Para cenar hay sopa ' de mono con arroz y Pirañas fritas, riquísimas·. Cada uno de los viajeros se come tres . Una nube de · ''tábanos se abate furiosa sobre los cuatro hombres . Son Tábanos enormes con largo y doloroso aguijón. Zumban con fuerza y alteran los ·nervios. Angel se envuelve en una cobija i¡ se encierra en la tienda , Higuel Angel y Juan Santos danzan y manotean irritados . A }lanuel, curiosamente, lo respetan . Los Tábanos desaparecen repentinamente ·~ y en ese momento , a la luz de la linterna de gas, el campamento recobra su aire pacífico. - 75 -

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