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Zumban las abejas. Angel, muy previsor, arroja los restos de 1~ comida a un lado del campamento. Tres gallinazos negros planean con estilo impecable . Mi,entras tanto el desayuno ya está listo: tortas de trigo asadas en la sartén, pescado frito y cafl! . Los viajeros le añaden a éste último un chorrito de tequila. Las tortas de trigo suplen muy bien al pan, y calientes tienen un buen sabor. La Mota les sabe a poco. Angel y Manuel se ayudan con unas galletas dulces y leche condensada. Después de tomar el desayuno, cada quien limpia su arma con cui~ado, aceitándola y repasando la baqueta. El guarda– mano de ; la escopeta de Juan Santos está flojo. Manuel lo asegura con cinta plástica . Angel tiene algunas dificultades con el cerrojo del rifle, que se traba. Los viajeros no piensan moverse en este dia de la playa. Comola§ horas son largas Miguel Angel pide un voluntario que le ·. a·compañe selva a-dentro. Hanuel se levanta decidido ,da unos pasos y : -\ruelve a sentarse . Sus piernas están estropeadas por la quem\ida de dos dias antes. Juan Santos que no tiene nada que hacer .dice que bueno, y los dos hombres se van abriendo un camino hacia la jungla. J.uan Santos sabe que no van a encontrar ningún animal. Miguel Angel también lo sabe , Los machetes, al cortar palos y maleza, suenan demasiado, La<:hora es la menos apropiada , y cuatro botas de ''blanco" no calzan patas de venado . Pero el paseo es agradable y en el bosque siempre hay cosas que ver y que sentirse. Los .dos hombres se detienen ante unas palmas Yarinae- que están 'cargadas de semillas viejas, duras y blanquísimas de Tagua. A esas semillas les dicen "mM6U vegetal." . Hubo un - 56 -
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