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Cuatro de octubre. Festividad de San Francisco de Asis . Es un día claro con algunas nubecillas por el Este. En este tiempo apenas desciende la temperatura. Uno puede levantarse de la cama y meterse en el agua que está tibia. Repentinamente se levanta un viento furioso. Una gran nube negra cubre la selva ; callan las aves y caen varias gotas gruesas y distanciadas sobre la arena. En la lona suenan como latigazos . Dos bufeos nadan tranquilamente frente a la quebrada, y al fin, la nube negra se deshilacha y desaparece, Queda un bonito dia sin demasiado sol. - Cerca de la canoa Juan Santos, que se ha levantado con la cabeza despejada, está friendo las Motas y las Palometas para el desayuno . Miguel Angel, oh Dios, duerme con pijama, un pijama gris, vulgar, de ciudad. Miguel Angel se excusa moviendo las manos: ~ Yo siento frío ¿saben? Esto es muy húmedo. Después de un desayuno bien sostenido, Angel ordena la ca– noa. Los bultos ocupan todavía demasiado lugar. Son las ocho y media. Nuestra mascota azul está aguardándonos a la vuelta de la esquina . Regresan los bufeos, y saltan siguiendo la marcha lenta de la canoa. Son d0s bufeos muy en su papel de vedettes, macizos, brillantes y elásticos. Muy veloces . Como el delfín de mar, este delfín de agua dulce es amigable y tragón . Se deja filmar por Miguel Angel y su bufido da un innegable tono de simpatía al silencio del Río del Tiempo. A los bufeos no los mata nadie; no los matan nunca. - 48 -

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