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- Cualquier cosa - dice Miguel Angel . - Pero es seguro que ellos no lo tornan. O quizá sí - añade en seguida . La sopa de tortuga ya está a punto. Hanuel, que se rnado las piernas y las tiene rojas corno un cangrejo se siente indispuesto. Dice que tornará te con limón . ha que– cocido , A Juan Santos le duele la cabeza, siente corno una tenaza por encima del cuello. - ¿Quién me da dos aspirinas? . Miguel Angel se las da ,y Juan Santos opta por cenar varias presas de tortuga, porque a pesar de todo tiene hambre, y quizá l o de la cabeza nada tenga que ver con el estómago . Al acabar de comer, se acuesta. Manuel toma el te con lim6n, y se embadurna las piernas con crema Hinds. Esta noche Juan Santos duerme sin extender su mosquitero. Duerme muy bien a los pocos minutos de acostarse. En la playa, bajo un trípode de palos, brilla la linterna de gas y arroja su luz contra la canoa que parece larguísirna. Algo está fallando en la espita de salida del gas, porque la camisola no alcanza a dar todo su fulgor. Ange l arregla dos de sus anzuelos para trampear desde la orilla. La carnada es buena, corazón de tortuga fresco, y el lugar muy propio. Deja todo dispuesto y se acuesta dentro del mosquitero . A media noche el Ingeniero retira dos Motas pintadas , de ojos bobos . - 47 -

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