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!1anuelcoge el machete y entra en la selva a cortar dos palos para sujetar los soportes que quedan a media agua, y otro para colocarlo dentro de la lona a la altura del techo de los mosquiteros . Los viajeros todos los d1as aprenden algo nuevo y práctico. Miguel Angel marcha con el hacha en busca de una palmera. A Miguel Angel le ha gustado la ensalada de yuyo. Los cuatro hombres se han dado cuenta que el yuyo es un plato delicado. que entra muy bien y que apenas soporta la sal. El yuyo es un coqueto fuera y dentro del plato. Angel y Juan Santos se dedican al duro empeño de cortar los caparazones de las tortugas y extraer la carne para la cena . Ló hacen a machetazos,sin ning~a consideraci6n. Parece algo senei1lo; pero también en este trabajo hay cosas que aprender. , Además del caparaz6n, la fortísima piel está adherida al mismo,cerrando cada una de las partes del cuerpo. A tirones desgarran la parte inferior, que es plana en las hembras y c6ncava en los machos. En este caso las tres tortu– gas son hembras . El interior del animal no tiene una anatomía corriente. Para partirlo en trozos buscan cada una de las junturas , que están rígidas y recogidas. El hígado es grandísimo y hay grandes partes llenas de grasa suave y amarilla. La tortuga huele bien. Dentro, a la más grande le encuentran multitud de bueyecillos del tamaño de una: uña. - Ya , podemos despedirnos de comer huevos frescos- dice Juan Santos . - Me lo imaginaba - afirma Angel. - Podemos volver por diciembre o enero. - 45 ..;.

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