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Los viajeros, mientras navegan· én dirección Este·, pueden ver la claridad .de un meandro que · curva -unos ín~tros · adelante en dirección contraria . Después de una hora d~ remo, se , en– cuentran a ia misma .altura que al comienzo. Visto desde cual.,– quier avión el Tiputiniti~ne el aspecto de una: larguísiina y asustada serpiente . . En las playas los viajeros ven las primeras huellas de las tortugas Taricayas que aprovechan el buen día para asolearse. Algu_nas descansan sobre los troncos secos en posturas invero– símiles. Sobre la marcha, · Manuel dispara a una de ellas y queda muerta sobre su tronco, · la cabeza doblada y un chorrito de sangre que fluye a través del caparazón. Es la media mañana cuando la canoa cruza cerca de un río que desemboca en el Tiputini por su lado izquierdo. Puede ser el Rumi Yacu, río de Piedra . Los viajeros no pueden sabex>lo con _segÚridad . Dos Guacamayos azules con el pecho amarillo vuelan muy ba– jos, muy juntos, la cabeza alzada y rectas las largas plumas que hacen de timón. Canta un Tucán , o gime, con su larguísimo pico de frasco lanzado al horizonte . En la canoa el caloroo insoportable ; el río que parece una balsa de aceite apenas se mueve . Un caimán asustado se deja caer al agua, marcando sobre el lodo blando las señales de sus patas y el surco estrecho de su cola. Los viajeros están al go amodorrados. El sol cae ahora vertical . Los viajeros se encuentran de improviso ante una larguísi– ma fila de Taricayas que toman el sol a jenas a todo. La gran columna de cascos comienza a moverse con lentitud, arrastrán– dose hacia el agua en perfecto orden . Disparan Manuel y Juan Santos . Una de las tortugas, herida , se echa al agua: otra - 4-2 -

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