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Juan Santos, algo sucio de barro, baja al río a lavarse, y eri seguida alista el reverbero para preparar alguna cosa ~""'1 <:J.'!C cenar. Todos tienen hambre. Rápidamente se calienta una sopa de champiñ6n, puré de patatas y una tortilla. Ya es de noche. Miguel Angel prende la linterna de gas y una alegre luz llena el campamento. Los últimos tábanos del día vienen a despedirse, furiosos, zumbando incansables y clavando su arp6n en la carne a través de la ropa. Con ellos diez o doce avispas gigantes vuelan en torno a l a luz. Dos de ellas clavan sus aguijones en la mano y en l a p~erna de Juan Santos que se lamenta adolorido . Los viaj eros cenan poco después con agradecimiento. Todo sabe bien con el condimento espartano de un día entero sin comer. Con la panza llena extienden sus sacos de dormir y se acuestan un rato. ~anuel ha traído consigo un~ colchoneta inflable y una manta. Migue l Angel usa también colchoneta inflable y saco de rl.ormir, una mo :r.ia . Angel y Juan Santos han comprado para el viaje dos sacos de di:>rmir, muy prácticos y funcionales. Angel tiene una pequeña· estera de espuma paraeisuelo . Juan Santos duerme sin nada , sobre el plástico . Se está bien, echado, descansando los riñones de la dura prueba del dia. - t1aña<la - dice !1anuel - habrá que buscar una playa para lave.:• la ro:<>a y bañarnos. · Este ha sido un buen día. -Yo creo- señala Angel- que vamos demasiado ·aprisa. Manuel saca un mapa pequeño hecho a mano en Rocafuerte sobr e el mapa general del Ecuador. Marca dos puntos con un bolígrafo y mueve' la 'cabeza. - iQu€ va! Estamos lejísimos ... - 37 -

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