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río, con personalidad. La camioneta·,. conducida por Segundo, el mecánico, marcha a poca velocidad por la carretera .En l os pequeños puentes sobre las quebradas salta . Angel y Hanuel que van encima de los bultos gritan que todo va bien, A mitad del camino entr e Coca y el puente del Tiputini Segundo detiene la camioneta,cerca de una casa de campesinos, para comprar una cabeza de pl~tano. El campesino dice que sí, pero que la va a cortar y que esperen. Mientras aguardan, los cinco hombres examinan la canoa. No se ha movido ni un milí– metro de .3~1 sitio . Vista de perfil sobre la camioneta parece el largo cañón de un carro de combate . "Bombas para l a paz" - piensa Juan Santos. Regresa el campesino con una hermosa cabeza de plátano verde y pide quince sucres . Juan Santos se los da sin discu– tir. Le par ece bien . Es~a mañana todo le parece bien. Una t ora más tarde está a la vi sta el puente sobre el río Tiputini . Un puente de hierro, muy sólido, sobre el que muere la carretera. En ese lugar hay un aserrío y unas pequeñas ca– sas de t ablas. Al otro lado del puente se ve un tumbado reciente, con pequeñas plantas de maíz y una choza alargada donde viven dos o tres familias de indígenas Jíbaros Shuaras. La mañana ha quedado agradable,sin lluvia , gr i s . Los cinco hombres p~oceden a bajar la carga y deslizar la canoa hasta el rio.Son apenas las ocho en el reloj de Manuel. Sólo Manuel lleva reloj, los demás lo han considerado como al go i nútil. Pero Manuel adora los detalles, y está bien que lo haga. Los detalles son la salsa de la vida , Angel, ~iguel Angel y Juan Santos miran ir.stintivamente al sol cuando Manuel señala la hora . Los tres están de acuerdo : efectivamente - 21 -

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