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UN LARGO VIAJE China a través de los ojos de los Capuchinos más bien la zona rural. El largo viaje en tren nos ayudó a comprender mejor una parte de la geo– grafía de China. La primera impresión es que hay una gran diferencia entre el mundo rural y el ur– bano, como suele suceder siempre. La manera de vestir es un simple indicio de esto. En la ciudad uno tiene la sensación de poder estar en cualquier lugar del mundo occidental y desarrollado. En los pueblos continúan con el traje tradicional chino, el "traje Mao". Las modernas avenidas y construc– ciones en las ciudades contrastan con las sencillas calles y casas de ladrillo de los pueblos, en cuyas fachadas cuelgan, en este tiempo, las mazorcas de maíz. La situación futura Actualmente hay un capuchino obispo y tres pos– tulantes que se preparan en Filipinas para volver a su tierra y comenzar nuestra forma de vida. Hay un sacerdote más que también está interesado en ser Capuchino. Son los primeros pasos que se están dando. Nos alegramos de que esto sea así, pero creo que no hemos de hacer una lectura muy optimista pensando en un crecimiento e instaura– ción rápida de la Orden, como si la llamada "aper– tura de China" vaya a suponer una avalancha de vocaciones ante la que tenemos que crear rápida– mente una estructura que nos permita hacer frente a esa situación. Seguramente que el proceso será 68 más lento. Actualmente parece que sólo el S% de la población es creyente, ya que durante muchos años se ha intentado acabar no sólo con la religión cristiana, sino con todo tipo de religión. Quedamos admirados de la religiosidad de aquellas personas. Forma parte de la herencia que se va transmitiendo en la familia de generación en generación. Segura– mente que las formas han cambiado muy poco con el paso del tiempo y son las mismas que las de los misioneros franciscanos que llegaron a aquellas tierras y se las inculcaron desde el principio. Un dato llamativo es que, según parece, la Vida Reli– giosa femenina está mucho más tolerada por parte del gobierno que la masculina. Por eso no es ex– traño encontrarse con comunidades de hermanas que atienden orfanatos o residencias o que están apoyando la vida parroquial. ¿Estará llamada la iglesia de China a acentuar una dimensión más lai– ca! y femenina? Conclusión Para mí ha sido una gran suerte esta visita a China y lo único que puedo decir es: ¡GRACIAS! ¡GRACIAS A DIOS! XIE, XIE! GA XIE TIA SHU! BENJAMÍN ECHEVERRIA- 12 diciembre 2007

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