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UN LARGO VIAJE Chi11n a través de los ojos de los Capuchinos China a través de los ojos de los Capuchinos El Ministro General de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos Con gusto presento, aunque sea sólo virtualmente, la Exposición "Un largo viaje, China a través de los ojos de los Capuchinos", que testimonia la actividad evangelizadora de los frailes capuchinos en lo que entonces se llamaba el Imperio Celeste y que hoy aparece ante nuestros ojos como un continente in– menso de hombres, ideas, tradiciones, civilizacio– nes, revoluciones, mercado..., un gran pueblo por cultura y número de habitantes. Un interés por este pueblo que puede aumentar hoy por sucesos y acontecimientos naturales y so– ciales que tienen un gran impacto en los medios de comunicación y en la opinión pública; pero que en los primeros capuchinos que partieron desde el Tiro], desde Alemania y desde España tenía una característica y un valor distintos: anunciar el Evangelio. Los frailes capuchinos llegaron a China a finales del siglo XIX, poniénd ose a trabajar en aquellos campos de acción que se les confiaron con aquel método que Francisco de Asís había enseñado a sus hermanos y que había escrito en la Regla: "sean apacibles, pacíficos y mesurados, mansos y humil– des, hablando a todos decorosamente.. . en toda casa en que entren digan primero: Paz a esta casa" (Regla bulada, III). "Un largoviaje, China a través de los ojos de los Capu– chinos" narra precisamente esto, cómo los frailes capuchinos vieron a los chinos, su tierra, sus cos- 4 tumbres, su belleza interior, y cómo ellos, los chi– nos, respondieron. Los documentos oficiales, las cartas, los diarios de los protagonistas, las imáge– nes, las narraciones que los frailes enviaron a sus hermanos, los objetos mismos que se trajeron con– sigo cuando volvieron de China, son las "palabras" que nos permiten comprender aquello que vieron y cómo lo vieron, pero sobre todo cuál fue el mé– todo con el que anunciaron el Evangelio. La Expo– sición, por tanto, va más allá de la crónica y de aquello que se puede documentar, y nos·invita a leer lo que sucedió, sus límites y sus logros, para que la presencia de los capuchinos en China sea comprendida en su justo valor, que no es el de una historia ya conclusa, sino el de una historia abierta que todavía tiene que escribir otras páginas. Un gracias a la Provincia de Génova y en particu– lar a los responsables de la Exposición, porque ini– ciativas como esta nos permiten valorizar y cono– cer nuestro Patrimonio y nuestros Bienes Culturales, pero sobre todo nos permiten conocer la historia de aquéllos que nos han precedido y ha– blan a nuestro hoy. Confío esta iniciati va a la protección de María, Nuestra Señora de Sheshan, repitiendo las pala– bras de la oración compuesta por el papa Bene– dicto XVI:
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