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UN LARGO VIAJE China a través de los ojos de los Capuchinos Mapa de la ruta seguida tradicionalmente por los barcos que viajaban a China dujo en los barcos, gracias a la disponibilidad de energía eléctrica de las máquinas. En poco tiempo cambió la calidad y abundancia de la comida. Sobre el trasatlántico de los años veinte y treinta Jos distintos encuentros en torno a la comida seña– laban el ritmo de la jornada: desayuno por la ma– ñan a, caldo y aperitivos en el puente, comida, té con pastas en los salones, cena y buffet de media– noche. En cabina A finales del siglo XIX los buques de vapor dispo– nían todavía de espacios reducidos para Jos pasa– jeros: los camarotes se encontraban en la parte pro– tegida de la cubierta y en los puentes bajo la cubierta, donde el alojamiento para los emigrantes se componía de camarotes comunes. La primera clase se situaba a popa, con el salón, como en la tra– dición de los veleros, pero después a causa del humo, las vibraciones y el cabeceo, se fue despla– zando hacia el centro de la nave. Las cabinas eran muy simples, sin agua corriente y en todos los am- 36 bientes los adornos y muebles estaban sujetos. Podía haber una sala para fumadores, otra para la música, otra para las señoras. Los camarotes de la tercera clase, sin luz y sin agua, estaban provistos de literas y quedaban divididos para hombres y para mujeres. Las condiciones higiénicas eran fre– cuentemente críticas y a veces se difundían enfer– medades o epidemias, que podían comportar el d rama de una cuarentena, con el aislamiento de la · nave y la imposibilidad de desembarcar. Con el siglo XX los espacios y el número de puentes co– menzaron a crecer, así como también se elevó (gra– cias a nuevas leyes y reglamentos) el nivel de los alojamientos más económicos, bien sea para evitar las situaciones inhumanas del pasado, bien porque la burguesía quería viajar de forma soportable a precio módico. Energía y comunicaciones La iluminación se tenía al inicio con lámparas de petróleo, rigurosamente apagadas por la noche y prohibidas en las cabinas, a parte de las que esta– ban fijas. La introducción de la dinamo accionada por las máquinas permitió disponer de energía limpia y segu ra . La presencia de abundante ener– gía, que se podía activar con un simple interrup– tor, hacía todo más fácil y funcional. La calefacción, la refrigeración, las cocinas y tantos otros servicios estaban de esta forma mucho más disponibles. El invento de Guillermo Marconi, la transmisión a distancia sin cable, cambió la situación de cada barco, tradicionalmente confiada a sí mismo. La ventaja práctica de poder pedir socorro reducía los temores de los pasajeros. Y sobre todo cambiaba el sentido de aislamiento que envolvía al viaje por mar.

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