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UN LARGO VIAJE China a través de los ojos de los Capuchinos HISTORIA MISIONERA EN CHINA "Juan de Montecorvino (1247-1328) es considerado como el primer fundador de la Iglesia en Extremo Oriente. Fue el primer obispo de Khanbaliq, y por la heroicidad de su misión y los sufrimientos padecidos en el nombre de Cristo, es considerado entre los fran– ciscanos como un auténtico "gigante" de la historia de las misiones "ad gentes". Después de la fallida expedición misionera francis– cana española de 1579-1585, a causa del obstruccio– nismo colonial portugués, sólo en 1633 se presentó de nuevo, para los franciscanos, la oportunidad de reto– mar la evangelización de los chinos. Con la ayuda de dos misioneros dominicos, dos frailes menores espa– ñoles lograron establecerse en Fukien. En 1665 surgió una primera fuerte oposición a los mi– sioneros presentes en el reino. Todos fueron trasla– dados a Cantón, donde fueron encerrados en la casa de los jesuitas. En 1690 fue creada la diócesis de Pekín y el franciscano P. Bernardino Delia Chiesa (+ 1721) fue nombrado su primer obispo. La primera mitad del siglo XVIII se caracterizó por la cuestión de los "ritos chinos" (que se centraba en qué nombre dar a Dios Padre y en el culto a los difuntos), iniciada hacia mediados del siglo precedente, pero que hasta entonces no había interferido mucho en la labor misionera. El catolicismo chino, ayudado por un clima de amplia tolerancia, crecía más allá de las expectativas de los mismos misioneros. Basta saber que en 1723 Jos cristianos chinos eran más de 300.000, de los que 100.000 se encontraban en las misiones franc iscanas. Pero ese mismo año surgieron graves hostilidades, nacidas más por cuestiones políticas que 18 religiosas, contra todos los cristianos. En 1736 dichas hostilidades se transformaron en persecución, con la aplicación de la pena de muerte para los misioneros. Esta situación prosiguió, más o menos duramente, hasta mediados del siglo XIX. Después de 120 años las leyes represivas fueron ce– sando, y gracias al impulso dado por el papa Grego– rio XVI(+ 1846) se pudo reestructurar toda la misión católica china: se fundaron nuevas diócesis y se insti– tuyeron nuevos vicariatos apostólicos. 1 La provincia del Kansu El Kansu recibió el Evangelio por primera vez en 1650, por medio del jesuita P. Esteban Lefevre. De la provincia limítrofe del Shenxi llegaron también los franciscanos. Un siglo después se contaban sólo 1.000 cristianos y un sacerdote nativo. Resultaron difíciles en aquella época los intentos de desarrollar la fe católica, a causa de las hostilidades encontradas. Posteriormente el papa León XIII in– tentó dar un gran impulso evangelizador en esta pro– vincia erigiendo el Vicariato Apostólico del Kansu en junio de 1878, independizándolo del de Shenxi y con– fiándolo a la congregación de Scheut (Hijos del In– maculado Corazón de María). Los padres belgas tu– vieron que abandonar pronto el intento porque resultaba infructuoso. El primer Vicario Apostólico del Kansu fue Mons. Fernando Harner, que años más tarde pasó a regir el Vicariato de Mongolia, donde murió el 25 de julio de 1900. Su sucesor fue Mons. Huberto Otto, que gobernó el vicariato hasta 1920, lle– vando a cabo algunos cambios para facilitar las con-

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