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8. LA PASTORAL MISIONERA EN EL PRIMER PERIODO (1954 • 1967) Al tratar de describir los varios aspectos de la actividad pas– toral, es necesario distinguir dos etapas muy marcadas, determina– das por las mutaciones profundas, que tienen su momento inicial en 1966/67, es decir en las nuevas condiciones demográficas y so· ciales creadas por la explotación del petróleo. Vamos a comenzar ofreciendo los datos de la primera de esas etapas, que prácticamente coincide con el gobierno del primer pre– fecto apostólico padre Miguel Gamboa de Arruazu. No bien se trató de planificar en 1954 la labor misionera, se cayó en la cuenta de que el sujeto de la misma lo constituían tres grupos humanos muy diferenciados. Estaba en primer lugar la minoría blanca y mestiza, formada en su mayor parte por ha– cendistas, empleados estatales y militares, unos centenares de personas en su casi totalidad de fe católica, aunque de poca co– herencia cristiana; había también algunas docenas de advenedi– zos de religión musulmana (80 en 1959) . Venía luego el grupo mayor de indígenas semicivilizados: los yumbos quichuas del Co– ca, Payamino, Napo y curso inferior del Aguarico, y los varios asentamientos de cushmas en el curso alto del Aguarico y sus afluentes. Todos bautizados desde tiempo atrás, conscientes y ce– losos de su pertenecía a la Iglesia Católica, pero de religiosidad rudimentaria, con un substrato notable de creencias y prácticas animistas. Finalmente, los misioneros tenían un conocimiento bas– tante incierto de las tdbus en estado salvaje, inaccesibles hasta en· tonces: los tetetes y, sobre todo, los legendarios aucas. Estos que– daban, de momento, fuera del radio de acción pastoral, pero des– de un principio se daba por descontado que había que Uegar a llevarles el beneficio del evangelio. -93-

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