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"Os quiero hacer una confidencia. Quizás nunca como estando con vosotros he comprendido lo que es la Iglesia. La he vista anun· ciando con sencillez la buena nueva de salvación a los pobres, curan· do a los enfermos, acariciando a Ios niños, enseñando a los ignoran– tes, dando alegría a los tristes, repartiendo el pan de la esperanza cris– tiana, bautizando, redimiendo ;Jas culturas. .. " (12). El actual ministro provincial, padre Rufino Grández, realizó la visita pastoral del 23 de febrero al 9 de marzo de 1979. Después de haber encontrado a los religiosos en sus puestos de trabajo, les dirigió en la residencia de Pompeya los ejercicios espirituales, que terminaron con la asamblea capitular. Vimos ya cómo resu– mía sus impresiones sobre el buen espíritu que reinaba entre los misio~ros. En su carta de despedida delineaba en estos términos el resultado de la reunión: "Este capítulo ha venido después del encuentro de Mattli y de Puebla. En este clima, decir hoy Iglesia de Agnarico evoca unas suge– rencias que en otros tiempos, deudores de otra mentalidad, no las per– cibíamos. Somos servidores de la Iglesia santa de Aguarico. Lo sois vosotros particularmente, queridos hermanos, que gastáis vuestros años para hacer que esta Iglesia surja y prospere... (13). El compromiso más importante adquirido por la provincia al aceptar la misión fue el de proveerla de personal misionero. En el primer decenio no parece hubiera en este punto dificultad es– pecial; no faltaban voluntarios que se ofrecían para realizar allú su vocación apostólica y, por otro lado, lo reducido de la pobla– ción hacía relativamente fácil la ocupación pastoral, no obstante la dificultad de las comunicaciones. En esta primera etapa sirvió de gran ayuda la presencia activa del grupo de hermanos no sa– cerdotes, excelentes en espíritu, en preparación y en iniciativas. Pero al producirse el rápido cambio demográfico a partir de 1967, se observa en los religiosos de la prefectura una insistente demanda de personal. Ya en la asamblea de ese mismo año, te– nida con ocasión de la visita del padre Francisco de Arizcun, se apremiO a éste a intensificar el envío de misioneros, y él com– prendió la razón que los asistía. "Deseando satisfacer a vuestros (12) Bol. Of. 32 (1977) 115·119; OPI, n9 120 (1977) 8-18. (13) Bol. Of. 34 (1979) 83·85, 93s. -56-

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