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El habitat y la vivienda Fuera de los cinco vecindarios de blancos y mestizos, se pue– de decir que no existen núcleos de población propiamente dichos. Los establecimientos demográficos suelen estar determinados por el medio geográfico. Los aborígenes de la selva amazónica iban asentando sus tambos a orillas de !os ríos, lagunas y quebradas, buscando interrelaciones a través de las vías acuáticas de comu– nicación, pero no formaban poblados, celosos siempre de prote– ger su autonomía familiar y tribal; a lo más se agrupaban en las haciendas a la espera de hallar trabajo remunerado y ciertas ven– tajas en la técnica superior del blanco: machetes, armas de fue– go, perros de caza, animales de crías. No sólo en los indómitos aucas y tetetes, sino aun en los pacíficos yumbos queda siempre el sentido de independencia y de nomadismo, son reacios a reu– nirse en vecindario organizado, sujeto a leyes cívicas y sanciones penales que no van con sus mecanismos morales y sus hábitos sociales. Aman la dispersión; en realidad el 90 por ciento de los pobladores de la zona vivían, hasta 1968, desperdigados a lo lar– go de la cuenca del Napo. Hasta que los misioneros de la prefectura comenzaron a trans– portar cemento por vía fluvial e introdujeron el ladrillo, los ma– teriales de construcción eran exclusivamente los que proporcio– na la selva: maderas de diversos árboles y palmeras, bejucos pa– ra sujetarlas a falta de clavos, hojas de palmeras para el techo. Las viviendas ocup:an una superficie que fluctúa entre seis por ocho y seis por cuatro metros, y se sustentan sobre pilares de huambula, a una altura de metro y medio más o menos; es lama– nera de protegerse contra la humedad así como contra los rep– tiles y alimañas. El techo, generalmente de cuatro aguas, es una espesa cubierta de hoja de conambo, shipote o locata. La arma– zón del techo suele ser de huasicaspi y el piso, de tronco partido de pambil. Con frecuencia el piso está abierto por los cuatro cos– tados; y aun cuando está protegido por tabique de guadúa, éste no llega hasta el techo, con el fin de que circule el aire. La vivien– da tiene acceso únicamente por la chacana, madero grueso con es– calones. Al interior generalmente hay sólo un pieza grande, que hace de sala de estar, cocina, comedor y dormitorio. En uno de -36-
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