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expuesta la vida humana, a veces aun la de los misioneros, por cau– sa de las serpientes venenosas, fieras, peces voraces, insectos, ame– bas y parásitos de toda clase. Enredijo de razas y lenguas A juzgar por los restos arqueológicos, que se remontan a la épo– ca del imperio inca, por las noticias de los antiguos misioneros y aun por los recuerdos transmitidos en cada tribu, parece que hu– bo tiempos en que la población de la región del Napa era relativa– mente numerosa. Más tarde, las enfermedades, las luchas tribales, a veces de verdadero exterminio, la rapacidad de los colonos y d e los caucheros brasileños, la fueron reduciendo o ahuyentando. Un informe del vicario apostólico del Napa al gobierno, en 1875, calcula– ba, para la vasta zona de su jurisdicción, 1.800 matrimonios y un total de 6.680 almas, de ellas 2.740 párvulos. Vivían en veinte pobla– ciones, dos de ellas con escuela; los alumnos eran 410. El informe no comprendía a los indios en estado salvaje, ya que no era posibl:! dar cifras ni siquiera aproximativas (2). Según una estadística de 1932, el vicario apostólico del Napa, después de las demembracio– nes, contaba con 11.185 católicos (3). Por lo ·que hace al territorio de la prefectura de Aguarico, un censo nominal, efectuado a principios de 1951 por los misioneros josefinos, daba 1.372 habitantes en la parroquia de Francisco de Orellana y 1.193 en la de Nuevo Rocafuerte; •total, 2.565. El padre lVJ.iguel de Huarte, en su informe de 1953, había calculado en 4.500 la población total, suponiendo que la población salvaje no cen– .sada sería de mil a dos mil. En cambio, las primeras ·estadísticas enviadas desde la sede de la prefectura elevaban el número de "pa– ganos" de forma inverosímil, para hacerlo descender luego a la cifra mínima: 12.000 en 1955, 8.000 en 1956, 1.500 en 1958, 500 en 1960, cálculo que se mantiene en estadísticas sucesivas, y todavía con un interrogante. Como se deja entender, la composición étnica ha experimen– .tado un cambio profundo desde el comienzo de la gran inmigra- (2) J. Jouanen, Los jesuitas y el Oriente ecuatoriano, 97. (3) Guida della missioni Cattoliche, Roma 1934, Tavola I, n\> 383 -31-

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