BCCCAP00000000000000000000253

Concepción, Payamino. Los miSioneros gozaban de plena autori– dad aun en lo civil. En junio de 1870, tal vez por este motivo, hubo un alzamiento general contra los padres; éstos lograron re– cobrar el respeto no sin dificultades. Al morir asesinado García Moreno en 1875, el gobierno si– guió dando su apoyo a los misioneros, pero les sustrajo las atri– buciones civiles al nombrar un gobernador para el Oriente. La hostilidad de éste y de los explotadores blancos, no menos que la mala voluntad de los indios, obligó a algunos de los misioneros a regresar a Quito. En 1977 se pudo reorganizar la misión con mejores auspicios; pero se produjo una nueva crisis en 1884. En 1886 se llevó a cabo la primera división del vicariato a petición de los obispos del Ecuador reunidos en concilio. Fue desmembrada y confiada a los dominicos la prefectura apostó– lica de Canelos y Macas; comprendía el territorio entre el Cura– ray y el Napo; en 1890 se .hizo nueva demarcación de límites. Otra desmembración se hizo en 1893 ·con la creación de los vica– riatos de Zamora, a cargo de los fraciscanos ecuatorianos, y de Méndez-Gualaquiza, encomendadas a los salesianos. En 1894 empeoró notablemente la situación al promulgarse las nuevas Leyes de Oriente, que daban plena libertad de comer– cio, es decir de explotación del indígena. Bajo el mando del jefe político Alejandro Sandoval ~x Ll:: ioneros fueron objeto de vi– les atropellos y calumnias. Todos menos tres dejaron la misión. Con fecha 18 de septiembre de 1896 el gobierno, a petición de San– doval, decretó la expulsión de todos los jesuítas residentes en la provincia Oriental en el plazo máximo de cuatro días por la vía de Brasil o de Iquitos (Perú). La misión del Napo quedó bajo la responsabilidad pasto– ral del arzobispo de Quito, quien nombró en 1898 un sacerdote secular vicario general de la zona. En 1913 el general de la Com pañía de Jesús renunciaba ante la Santa Sede a la misión. Y és– ta continuó provisionalmente a cargo del arzobispado hasta que, en 1921, el vicarlato apostólioo del Napo fue confiado a la Pía So– ciedad de San José. Los primeros misioneros italianos llegaron a su destino al año siguiente (3). (3) José Jouanen, Los Jesuitas y el Oriente ecuatoriano. Guayaquil 1977.– Guida delle Missloni Cattoliche. Roma 1934. -14-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz