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con algunos organismos estatales, ele demarcar una especie de par– que forestal en el que los aucas serían mantenidos en su primiti– vismo, protegidos contra toda promoción, con fines turísticos lu– crativos. Había que oponerse a semejante especulación. Entre las conclusiones de la asamblea de misioneros del mes de marzo de 1977 ·había una que decía: "La misión capuahina asu– me la labor pastoral entre los aucas y encomienda esta tarea apos– tólica al padre Alejandro Labaca, liberándolo para ello de otras responsabilidades que le impidan la realización de este cometi– do" (8). La muerte de tres trabajadores ecuatorianos a manos de Jos huaorani, que obligó a evacuar todo el personal empleado en la zona, dio ocasión a los responsables de la prefectura para lanzar un mensaje a la opinión pública el S de noviembre de 1977 expli· cando la situación y los motivos de las reacciones violentas de los grupos aucas, sometidos a una psicosis de cerco. El día 10 del mismo mes enviaban al gobierno nacional una solicitud, firmada por el prefecto monseñor Langarica, el prefecto delegado padre Alejandro Labaca y el director de CICAME padre Juan Santos Ortiz de Villalba, pidiendo la ampliación de la zona .de protec– ción, demarcada anteriormente a propuesta del Instituto Lingüís– tico, en que sólo se tenían en cuenta algunos grupos del pueblo huaorani dejando a los otros desamparados. Había que formar la regioo huarani comprendiendo a todos los grupos; proponían los límites de la nueva demarcación (9). Desgraciadamente, las recla– maciones de la misión capuahina hallaron poco eco en las altas esferas políticas; prevalecieron Jos intereses de la explotación del petróleo. Desde agosto de 1978 prosiguieron las entradas al grupo del río Kahuimena. En la asamblea del mes de marzo de 1979 el pa– dre Alejandro expuso su plan de evangelizae>ión de los huaorani en tres etapas: 1~. presencia fraterna; 2<~ conocimiento de la cul– tura huaorani y descubrimiento de las semillas del Verbo que contiene; 3~. presentación de la persona y del mensaje de Jesús en sus aspectos fundamentales. Labor, por lo tanto, larga y pro- (8) Bol. Of. 32 (1977) 117. (9) Arch. Procura; OPI, n• 129 (1978) 23-26. -150-
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