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11. LOS AUCAS, PESADILLA Y RECLAMO DE LA MISION Auca es la denominación quichua, que significa "salvaje". Se los llama también aushirls, vocablo .que los antiguos misioneros ronetizaban aulshiras. Pero ellos se dicen huarani (hua = persona rani = plural, colectividad) o, según la fonética de los lingüistas uorteamericanos, adoptada por el padre Alejandro Labaca, huaorani. Viven en grupos no muy numerosos, que mantienen lazos de parentesco del todo especiales. Son insuperables en el manejo de la lanza y de la cerbatana. Van completamente desnudos ihombres y mujeres, pero usan pinturas y adornos varios en el cuerpo. Pa– ra el auca t odo extraño es un invasor y debe morir: es que en sus tradiciones milenarias, está vivo el recuerdo de invasiones su– fridas de parte de pueblos caníbales y de grandes migraciones pro– cedentes del Brasil y del Paraguay, como la de los tupi-huarani. Es vengativo aun al interior de su propio clan; matanzas de exter– minio, aun en tiempos recientes, ·han creado entre los varios gru– pos familiares fronteras de antagonismo y odios, que agudiza su ais– lamiento concentrado. Pero el auca posee todos los valores de ética natural y de cohesión familiar que caracterizan a los pueblos en estado salva– je, y un caudal de creencias y ritos dignos del mayor interés. Los grupos aucas, como los tetetes y otras tribus nómadas, venían hostigando desde tiempo immemorial a los pacíficos yum– bos asentados en la zona del Napo. Al fundarse la prefectura se movían en un área de unos 10.000 kilómetros cuadrados, que te– nían como límites, por el norte el río Napo, por el sur el Conona– co y el Curaray, por occidente el Nushiño con incursiones hasta el Payamino, y por el oriente las cauces superiores del Yasuní y del Tiputini. -137-

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