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tropología en la universidad de México, y regresaba copiosa– mente pertrechado de conocimientos y de ideas prácticas; dirige la sección antropológica. Colabora, además, un equipo de seis catequistas y cuatro mi– sioneras. Además de ese compromiso de vida y de trabajo en fraterni-– dad, asumían la tarea de animadores de la labor misionera, ofre– ciendo ayuda fraterna y científica a los demás centros y coordi– nando la pastoral de conjunto en la prefectura. El programa que– daba articulado de la siguiente manera: 1 ~'- Sección de investigación, encargada de planear, recoger ma– teriales y evaluar periódicamente, con criterios científicos, los elementos culturales. 2~'- Sección de publicaciones. 3~'- Sección de formación de líderes, no sólo de tipo religioso, sino también de líderes autóctonos o cabezas de tribu, diri– gentes de comunidades. 4~'- Sección de acción, que servirá de enlace y ayuda a los res• ponsables de la vida social y política de la región. Como objetivos de realización inmediata se señalaban: for– mación de grupos líderes, elaboración de catecismos encarnados en la cultura indígena, traducido del Evangelio como base de esa catequesis, publicación anual de un resumen del trabajo científi– co llevado a cabo, vivencia progresiva de la nueva expresión de fraternidad (4), Se buscó ayuda económica; la Curia general de la Orden apor– tó cuatro mil dólares. Así se pudo dotar al centro de un equipo com– pleto de cámaras fotográficas, grabadoras, máquinas de escribir, multicopistas, etc. En la asamblea de 1977 hubo un informe detallado sobre la labor de CICAME, haciendo notar cómo, en el aspecto de promo– ción, había organizado en dos años trece cursos en varios ciclos (4) BoL Of. 29 (1974) 204; OPI, n• 91 (1975) 19. -126-

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