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Promoción Socilal Aquí más que en otros sectores de la evangelización, existe una distinción neta entre las dos etapas del condicionamiento demográfico. De momento nos ocuparemos de los logros obte– nidos en favor de la elevación social y económica del indígena hasta 1967 poco más o menos. Inicialmente hubo de ser una la– bor de verdadera liberación, y abarcaba el mejoramiento de las condiciones de trabajo, de la ocupación, del instrumental agrícola, la formación profesional y técnica. Todo un proceso laborioso, des– de el estado de servidumbre en que vivían la mayoría de los indí– genas en 1954, a merced de la explotación de •hacenderos y com– pradores de pieles, hasta la autonomía en la adquisición y venta de los bienes de consumo, en la contratación del trabajo y en la constitución de comunas y cooperativas en régimen de autogestión. Escribía el prefecto apostólico en 1956: "Más que en cualquier otra .parte del mundo se impone en es· te territorio misional la impl:mtación de la doctrina social católica. Por lo menos mii quinientos indlgenas viven aqul en esclavitud por deudas contraídas inocentemente. El indio se ha visto en la precisión de recurrir al patrón .para una necesidad urgente: medicinas, vestí· dos, herramientas, animales dorru5sticos. . . El patrón le proporciona todo y aún más de lo que pide. Pero el desventurado indígena ten· drá que llevarle, por fuerza, los productos de sus cosechas, las pie· les de sus cacerías, 'los .trozos de maderas finas que saca de la selva ·con grandes trabajos, sin lograr pagar nunca •la fatldica deuda. Las cosas que vende el patrón valen tres, cuatro y hasta cinco veces más que el precio justo. El esclavizado indigena, después de muchas en· tregas de productos y pieles, preguntará al patrón: -¿Cuánto debo pagarte todavía? El patrón le entregará unos papeles con el débito, crédito, balance, etc, que el indio no puede descifrar, ni menos com· parar con 'la realidad de pesos, precios, etc. Pero se presentan nue· vas adversidades familiares y nuevas necesidades ur.gentes, que son atendidas por el patrón para aumentar la terrible deuda. Muchos no consiguen saldarla en toda la vida, y la dejan en triste herencia a su mujer e hijos, que la traspasarán a su vez a los nietos. en cadena in· terminable" (13). Todavía en 1968 quedaban restos, ya excepcionales, de esa ex– plotación calculada de la mano de obra por medio del "concerta- (13) Eol: Of. 11 (1956) 217s. -104-
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