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33. EL PESCADOR INCREDULO Un hombre marchó a pasear hasta el Descanso, a "tomar" junto con los compadres. Cuando bajaba, se encontró con un amigo que estaba pescando y había cogido un bagre huacamayo. -¿A dónde vas? -Al Descanso. Tenemos una fiesta. -Bueno; que te vaya bien. El hombre estuvo en la fiesta, y ya de noche dijo a su mujer: -Regresemos a casa. -¡No! -dijo ella-. Ha de haber alguna boa por ahí. El hombre se enfadó, y casi golpea a su mujer. Subieron a la canoa, y como era noche oscura, surcaban despacio por la orilla. De pronto la canoa se detuvo, oscilando peligrosamente. -¡Ay, ay -gritó la mujer- es la boa! ¡Nos comerá! El hombre, asustado, gritó pidiendo auxilio; pero nadie le oyó. Golpeó, pues, con el remo en el agua hasta que lo rompió. La canoa quedó libre, y ellos, muertos de miedo, se fueron a casa del amigo y le contaron: -Casi nos come la boa. -¡Habéis visto tonteras -dijo él-; ha sido efecto del trago que os tomasteis en la fiesta. -¡No! ¡Es verdad! - le aseguraron. A la mañana siguiente el amigo marchó a recobrar los anzue– los, y cuando los estaba recogiendo vio la cabeza de la boa, que salía del agua y le miraba . Era la cabeza grande como la de una huangana. Lleno de pánico huyó a casa de sus amigos, y allí les contó llorando: -¡Era verdad! ¡Por poco me come a mí! -*- 97
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