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Un día sintió deseo de visitar a su madre que era viuda, y a su mujer y a sus tres hijos. Tomó chicha con su suegro. El suegro le dijo: -¡Echate en la hamaca! Y la hamaca se convirtió en boa . -¡"Cuichi, cuichi, cuichi ... "! -Trae a tu familia - le dijeron la mujer y el viejo . - Aquí no se muere nunca. Le dieron mucha carne y pescado para su familia, y el Piri-piri para bañarlos . La mujer dijo al hombre: -Llévame contigo. Quiero conocer a tus parientes . Pero al llegar a casa del brujo tuvo vergüenza, y dijo al hom– bre: ira . -Me convertiré en una boa pequeña y me llevas en tu sigra. Cuando el brujo se presentó a su mujer ella estaba llena de -¿De dónde vienes? El le dijo: -Toma y báñate con Piri-piri . -¡No quiero, no me gusta! Dio entonces el Piri-piri a su mamá y a sus tres hijos . Ellos se bañaron . De noche el hombre se rió: -¡Ji, ji, ji, ji! -¿Con quién se ríe mi marido?- gritó la mujer. Marchó a ver, y lo encontró envuelto en una boa. Al amanecer, el hombre salió al bosque con su cerbatana a cazar monos. Colgó la sigra de un palo, y dijo a su mujer: -¡Que nadie toque esta sigra! La madre del brujo marchó a la chacra, y su mujer se quedó barriendo en casa . Abrió la sigra y miró. Había una culebra chi– quita. Cogió un machete para matarla, pero sólo le rasgó la piel. La culebra se escondió entre unos matorrales. En el monte, el hombre oyó un gran trueno hacia la parte por donde sale el sol: -¡ ¡Tauuuuún!! Y comenzó a oscurecer, y a caer palos podridos de regular tamaño: ¡To, to, to! Y fuertes vientos con lluvia: ¡To, to, to! Cayeron rayos: ¡Tsaaaaass! El hombre pensó: - "Mi mujer ya ha abierto la sigra". Corrió a su casa, y la halló cubierta por las aguas. Toda su familia estaba en el techo . Pero sólo salvó a su madre y a los hi– jos. A su mujer la tomó por los pies y cayó al agua. Allí se hundió y la comieron las boas. A su madre y a sus hijos los llevó al fondo de la laguna donde viven para siempre. 91

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