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29. LEYENDA DE IMA, HIJA DEL RAYO Antiguamente había un joven soltero, muy aficionado a la pesca. Un d!a marchó a la laguna y pescó con barbasco . Cogió peces en gran cantidad, y se los llevó a su madre. Al día siguiente volvió a la laguna, y ya desde lejos, vio muchas palomas, garzas, gavilanes, cóndores. Todos eran hombres, y cogían peces. El joven esperó escondido, y observó que entre todas las aves había una joven her– mosísima. Era Ima, hija del Rayo . Caminando, la joven vino al escondite del muchacho, y le preguntó: -Hermano, ¿qué haces? -Yo pesco en esta laguna - díjo él. Ella le contestó: -Yo quiero casarme contigo. -Me parece muy bien, pues eres una mujer muy hermosa - contestó el joven. Ella le díjo: -¡Cierra los ojos! Entonces Ima le llevó a casa del Rayo, su padre. El Rayo estaba sentado, y sus piernas eran tan grandes que le pasaban por encima de la cabeza. Su hija le explicó: -Te traigo a este hombre . Le quiero para marido . Levantó la cabeza el Rayo, y de su boca salieron rayos que cruzaron al hombre por ambos lados, dejándolo asustado . Viendo esto Ima, dio al muchacho un garrote para que golpease al vie- jo . Así lo hizo, y el viejo cayó desmayado. Al despertar díjo al joven: -Yerno, te dejo en mi casa. Y desde ese día, los hijos de Ima se llamaron "hijos del Rayo". El joven se quedó a vivir en la laguna. Pero pasado algún tiempo quiso pasear a la casa de su madre . Pescó gran cantidad de peces, y dijo: ¡Vamos ya! La mujer le contestó: -¡Cierra los ojos! Y luego: -¡Abre los ojos! Al abrirlos se halló en casa de su madre. Era Domingo, habla fiesta y todos estaban borrachos. Los jóvenes visitaron a sus parientes, y tomaron mucha chicha. Luego el muchacho habló a todos as!: -Ahora me marcho al cielo con mi suegro el Rayo . Un d!a él me echó rayos por la boca. Y diciendo esto, se fue al cielo con su mujer, mientras el sol andaba un poco como de aquí-ahí. La madre del joven se quedó lloraaaaaando. .. y aquél, al llegar al cielo, junto a su suegro comenzó a. tronar y a echar rayos: El yerno: ¡Pfassssh . . .! El suegro: ¡Tuluuuuuún. . .! Al ver esto, la madre dijo. -Mi hijo no me quiere . Ya no morirá hasta que se acabe el mundo . 83
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