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23. EL GRAN DEVORADOR En Canelos existe el cerro de Chontoa . Antes hubo un pueblo en ese lugar; pero hoy sólo viven los tigres por parejas: hembra, macho; hembra, macho ... Desde Chontoa un hombre bajó a Canelos con su familia. Estuvo una semana y regresó. Cerca de Chontoa se pusieron a to– mar chicha en una quebrada . Llevaban un perro, que se puso a ladrar. El hombre dijo a su hijo: -¡Vete a ver! Será el "gran devorador". Se adelantó el muchacho, y vio al Tigre bebiendo agua. -¡El gran devorador, el gran devorador! - gritó . Arrojó sus lanzas y subió a un árbol. El tigre saltó tras él . El hombre le gritó a su mujer: -¡Cógete a mi cintura! Nos haremos tigres . Pelearon con el gran d.:!vorador, y lo mataron . Luego se hicie– ron personas. Mientras tanto el hijo, agarrado a la rama del árbol, gritaba. -¡Ven! -le dijeron sus padres. -¡No! Tengo miedo. Y no quiso bajar. -¡He de morirme aquí! ... -¡Ven, rápido! - amenazó el padre. Al fin dijo a su mujer: -¡Tira el árbol! La mujer cortó el árbol. -¡Déjame, déjame, me voy a morir! -gritaba el joven. -¡Muérete, por flojo! - le gritó su madre . Cuando el árbol se doblaba, el joven resbaló hasta el suelo rápidamente . Su madre le cogió de los pies y lo tiró al suelo. El padre, enfadadísimo, puso al chico junto a la boca del tigre. -¡Mete ahí tus dedos! -¡No quiero, no quiero, me comerá! Y se revolvía por el suelo. Sus padres le propinaron una buena paliza, y enderezándole el brazo, se lo metieron por el ano del tigre, para que aprendiese . 65

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