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13. SAPO HUICHO Sucedió en el pueblo de Villano . Un hombre salió a la selva para visi– tar su chacra. Caminó y caminó hasta llegar a su tambo. Encontró alli a un sapo huicho tumbado sobre su hamaca. -Hermano -dijo el sapo- me he acostado en tu casa . -Bien está. Echate si quieres - contestó el hombre. El sapo, agradecido, le contó. -He visto que anda un Aya por estos alrededores, y está comiendo a la gente. El hombre sintió miedo . .. Alli, en el monte, se oyó el grito del Aya: -¡¡Aaah ... aaah . .. aaah... !!! Se estaba aproximando . Cuando llegó al tambo, pegó al hombre: -Caraja, toma! Simuló el hombre un desmayo, y el Aya le metió el dedo por la nariz y por el ano para ver si estaba muerto, y como el hombre no se movió, dijo al sapo: -Mira, cuñado, voy a buscar hojas para envolverlo en un maito y co- mérmelo Volvió luego, y dijo al sapo: -Préstame ahora tu hacha para hacer lefia. El sapo se la dio, y el Aya se fue al monte. -¡Toe, toe, toe! - se oyó al poco rato . El hombre aprovechó para escaparse del maito. Tomó pepas del bos– que y las envolvió en las hojas. Después subió a un árbol de "Balsa" y le peló la corteza. Al cabo llegó el Aya, y colocando la lefia, prendió fuego y puso a cocinar el maito. -¡Gulún, gulún, gulún! - hirvió la olla. De pronto: -Tuuuufst . .. ! -reventó una de las pepas. El Aya pensó que se le habria reventado al hombre el ojo . Chupó y dijo: -¡Amargo, amargo, amargo! Reventó otra pepa y pensó que ahora se le habrian reventado los testlculos . Chupó y dijo: 41

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