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52 . CUENTAN LOS ANCIANOS 1 Es creencia entre los indígenas que la ceniza de la boa impide el crecimiento de la sementera . ¡Es que la sangre de la boa es en– venenada! En las cabeceras del río Napo existe el cementerio del Rayo. Aquel que recoja los huesos y se los tome raspados, sanará de las enfermedades . El Rayo es tan enorme que cuando se sienta, las piernas se le alzan por encima de la cabeza . Los antiguos nunca mataban al tigre; porque creían que luego, al morir, su propio espíritu se encarnaba en el tigre. Tampoco mataban ciertos animales que ellos "conocían" eran parientes o amigos ya muertos. Un pescador se encontró en cierta ocaswn con el Rayo que estaba pescando y cazando boas en el río Suno. Charlaron largo rato, y al fin el Rayo le prometió abundancia de pesca y caza. Por eso los días de tormenta y Rayos hay mucho pescado. Los indígenas creen que el Arco Iris es una gran Boa. Si la cabeza de esa Boa muerde a alguien, allí donde fue mordido, apa– recerá un divieso. Por ello nunca indican el Arco 1ris señalando con el dedo. Los nativos cuentan: allí por donde camina el sol, la tierra es muy dura a causa del calor. No hay árboles ya que todos se quema– ron. En cambio el camino por donde pasa la luna está lleno de lodo, hasta cubrir la cintura. Por eso el sol y la luna intercambian sus caminos cada año. Los nativos miran al sol cuando se han perdido en la selva. Así conocen la hora y la dirección a seguir. Si llueve, el sol es como una tela blanca en el cielo. No se sabe dónde está. Se debe aguar– dar. 149

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