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41. ORIGEN DE LOS TABANOS Y ZANCUDOS Hace mucho tiempo había un hombre que vivía en la selva cerca de un riachuelo. Tenia un niñito. Cierto dia levantóse de mañana, puso veneno en sus flechas, tomó la cerbatana y se fue a la selva. Caminó muchlsimo hasta cruzar dos ríos. De pronto tropezó con un diablo y éste, matando al hombre, se lo comió todo, guardando únicamente el corazón para llevárselo a su mujer. Después de esto, el diablo, oliendo, oliendo se marchó a su casa llevándose la cerbatana del hombre. Cuando llegó, rodeó la casa para eolgar la cerbatana debajo del piso. Viéndole su mujer le dijo: -¿Qué estás haciendo? Me parece que andas como loco por la selva. El diablo sacó el corazón y se lo dió a la mujer. Ella pensó que se tra– taba de un corazón de huangana. "Habla demasiadas en la selva --dijo él– Y como no pude traer la carne, te traigo el corazón. ¡Ya me estoy muriendo de hambre!". (Este diablo se habla transformado en el hombre muerto). Oyendo, pues, estas palabras, la mujer tomó el corazón para cocinarlo. -"Hasta que eso se cocine --dijo el diablo --dame piojos, y para eso rás– came de aqul pero no me manosees por atrás. -señaló. -Hasta tanto yo dormiré". Mientras la mujer cogía los piojos, el diablo se durmió. -¿Por qué habrá dicho que no lo manosee por ahi? -pensó la mu– jer, y seguidamente le alzó el pelo por detrás suavemente y vió que .... ¡tsaja, tsaja, estaba lleno de dientes! Viendo esto, la mujer tuvo miedo y tapó el pelo de tal manera que pareciese que alll no buscó piojos, no fuese a enterarse el diablo .... Para entonces ya hervía la olla, y cuando la mujer fue a reunir los palos junto al fuego, de la olla salló una voz que decía: -¡Soy el corazón de tu marido ... ., soy el corazón de tu marido .... ! La mujer, oyéndolo, sintió pánico. El diablo que ya despertaba preguntó: -¿Ya está el corazón cocinado? ¡Dame en seguida de comer, porque me muero de hambre! . -¡Ya mismo está! -respondió la mujer. El diablo se acostó de nuevo hasta dormirse . La mujer tomó el co– razón y llegando hasta el riachuelo lo puso dentro de un tazón de porotos para que no se llenara de agua y se hundiera. En seguida su niño se puso a llorar. Oyéndolo, el diablo se enfadó . -¿Qué haces al niño que llora tanto? -¡Está llorando por gusto! --contestó la mujer. El diablo oyendo esto se volvió a dormir. Entonces la mujer, diciendo que iba al río con el niño para traer los porotos, se escabulló y huyó por la selva hacia sus parientes. El diablo, al despertar y no ver a la mujer, gritó: 123
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