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1 - LUGARES.- En estas narraciones, el escenario donde ocurren las acciones es de una gran amplitud. Abarca toda la Alta Amazonía Ecuatoriana y parte del Perú, enmarcada por los ríos Putumayo al Norte, Pastaza, Bobonaza y Marañón al Sur, y la de– sembocadura del río Napo al Este . La selva intrincada con sus tambos de cacería, los ríos, las quebradas y las lagunas, son los lugares concretos donde suceden los episodios. Cualquier lugar no es apto para los enamoramientos, los encuentros con diablos o bellas mujeres. Existe una circunscrip– ción natural como: los cerros (urcus), los lugares específicos donde se encuentran las yerbas medicinales, los lamederos o abrevaderos (llaguanas) de los animales salvajes, las chorreras . .. Se excluyen los aguajales, los rueblos habitados, la cercanía de las casas, o cual– quier otro sitio a alcance del hombre corriente. Cuando esto últi mo ocurre, los narraciones llevan el sello del mestizaje cultural. La Laguna del Sábalo en el Aguarico (N9 1), Remolino Chico en el mismo río (N' 2), Amaron Mesa, Guacamayos y Tereré (Nos. 3, 6 y 7 respectivamente) en el río Napo son ej emplos de otras tantas narraciones que tienen probablemente su origen entre los Quíchuas del Napo, con evidente influencia mestiza . En cambio las que I\os hablan de lugares casi siempre indeter– minados por los ríos Pastaza, Bobonaza o Marañón (Nos. 27, 36, 37, 39 . . . ) provienen de informantes de la región del Sarayacu en la provincia de Pastaza, y es también muy clara como veremos después la influencia Jíbara . Y esta afirmación resulta afirmada, si se tiene presente que los nativos del Napo en su generalidad son Yumbos de habla Quíchua, mientras los habitantes del Sarayacu, aun perte– neciendo a la misma rama idiomática, racialmente se enraízan en otras tribus sureñas. La Antropología Física nos proporciona datos, aunque imprecisos por falta de estudios especializados, a este res· pecto . Y la misma Arqueología de la región evidencia el entronque 9

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