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36. CUENTO DE LOS PIGMEOS Un hombre marchó al bosque a coger un pequeño gavilán llamado Tayu. Subió a una alta cueva que estaba en la cumbre de un cerro. Alli con n1 garrote mató muchos gavilanes, y llenó una canasta. En aquel lugar habla otro hombre que tenía envidia del primero y le quería quitar la mujer, y aprovechando que aquel habla subido al cerro con una escalera, se la quitó para que muriese alll arriba. Viéndose encerrado, el hombre caminó por una quebrada desconocida perseguido por muchos tigres. Un día salió a una claridad, frente a un gran río. -¿A dónde iré? -pensó. Se dirigió hacia arriba hasta encontrar huellas de gente. Por el río ba· jaban hojas de maíz y maní . Un poco más adelante encontró una chacra con muchas pisadas de niños. Lejos cantaron unos gallos. Se acercó hasta alll y vio muchas casas y gran cantidad de animales: pavas, paujiles, secos, papallis... y muchas personas cociendo maní en una enorme olla de barro. -¿De dónde vienes? -le preguntaron. El hombre les contó lo que le habla sucedido. ¡Ven, ven hermano; siéntate! -le dijeron entonces. Aquellos hombres y mujeres aspiraban continuamente el vapor de la olla de manf. Lo mismo hacían con la olla de carne. Lo mismo hacían con la olla de maíz. -¡Me muero de hambre! -les gritó el hombre al ver que todos tiraban la carne, respirando sólo el vapor. -¡No, no te daremos! ¡Esto es nuestro excremento! Cuando cocinemos algo mejor ya te daremos. La carne que echaban aquellos hombres salia volando. Cocieron luego más y amontonaron de todo para que el invitado comiera. Este preguntó: -¿En qué pueblo estoy? -Somos pigmeos -le contestaron ellos. Después de cenar, el hombre les dijo: -Me voy a evacuar. Ellos le dijeron: -Hazlo aquí. El hombre evacuó dentro de la casa. 103
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