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7. Jibino: Nac<' .:n algún lugar de la selva por la margen izquierda del río Coca, y recurre unos 50 kilómetros. Sus aguas son limpias y fres– cas, y tiene una bner,;t profundidad todo el año. Gran parte de él puede ser recorrido a motor, con las debidas precauciones. Es rico en pescado, y sus millas están pobladas por Quichuas, Shuaras y colonos mestizos. Haár las cabeceras se divide en dos ramas: Jibino Rojo y Jibino Vndc. Desemboca en el Napo a unos 55 kms. por debajo de la poblaciún de Coca. 8. Capucui: Esta guebrada nace en la selva con las lluvias locales, y hacia el fin de su curso sirve de desagüe al Napo a la laguna de Li– moncocha, llamada antiguamente Laguna de Capucui. Ha sido famo– sa por su abundancia piscícola y por su fauna agresiva, como son los caimanes y anacondas que pueblan la laguna a la que tienen acceso. El Padre Velasco nos asegura en el año 1788 la existencia muchos años atrás de una Misión, regida por los Padres Jesuitas, situada en el Capucui, y que se llamaba Santísima Trinidad. Hoy es imposible ubicar su emplazamiento. ¿Estaba en el mismo Napa, o en torno a la laguna? Hoy en día el paso del Napa a la laguna está cerrado, y quizá el viejo Capucui se lo llevaran las aguas. Lo que sí es más probable es que antiguamente no existiera la actual maraña que cierra la salida de la laguna al Napo; y por los restos arqueológicos hallados en Limoncocha, es evidente que hubo en ese lugar asentamientos hu– manos de bastante importancia ya en el siglo XII. 9. ltaya: Dos kilómetros río abajo de la boca del Capucui desemboca el río Itaya en el Napo. Sus aguas negras conservan una buena fauna piscícola. Su curso es corto, pues nace en algún lugar cercano en dirección noroeste. Está también profusamente cubierto por la vegetación. 10. Garzayacu: Esta es una pequeña quebrada de aguas negras. Siempre se la ha considerado, y aún actualmente, como un excelente reservorio piscícola y lugar de descanso de los cardúmenes en época de desove. 23

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